“A veces uno debe operarse de la nostalgia”
Este polifacético actor y humorista mejor conocido como Dady Brieva ha cautivado al público con su particular enfoque. En su reciente incursión en el cine con Más que un hombre abarcó dos temas delicados, la homosexualidad y la dictadura militar. En una charla a fondo, en el hall de entrada de Radio Mitre nos habla sin vueltas sobre su vida, su carrera y sus proyectos.
¿Te costó mudarte a Buenos Aires?
Sin duda, cuando vivía en Santa Fe el sentimiento de barrio y familia estaba más presente. Uno se despega de todas esas cosas y cuesta apartarse, entonces a veces uno debe operarse de la nostalgia.
¿Fue difícil hablar de la dictadura desde el humor en su reciente película Más que un hombre?
En realidad, no me propuse hablar de la dictadura ni hacer humor. Lo único que traté de hacer es contar una historia muy cercana que paso en los años 70 y que yo sume a otras historias. No me planteé hablar de la dictadura, sino de una historia que viví que casualmente fueron durante esos años. No fue ex profeso.
¿Qué te significó asumir el rol de director de la película?
Más que nada fue lindo narrar en imagen algo que había escrito.
¿Logro conseguir esa imagen?
Sí, en un gran porcentaje lo logré. En realidad la fantasía es mucho más que los hechos, igual quedé conforme.
La película originalmente se iba a llamar Putos eran lo de antes, ¿por qué ese nombre?
Escribí un cuento Putos eran los de antes, era un título muy sugestivo que tiene que ver con que los homosexuales de antes eran verdaderos adelantados para su época. Sobre todo en cuanto a los derechos humanos en la época de plomo.
¿Cuándo comenzó su carrera pensó que iba a tener tanto éxito?
No, yo siempre fui un artista, traté de hacer las cosas y me surgieron. Siempre me propuse contar lo que quiero, con premio y sin premios. Trato de expresarme.
¿Qué repercusión tuve ese éxito en su vida?
Me parece que lo más importante es poder vivir de lo que me gusta y hacer lo que quiero. Después si hay otras cosas que vienen con el éxito, pero no le dio mucho valor a tener un auto lindo ni una casa más linda. Lo más piola es que no le falta nada a mi familia.
“El que más ha sufrido mucho es el que puede hacer reír”, ¿por qué afirma esto?
Los humoristas en general y los transgresores provienen de orígenes humildes. La hija del dueño de Coca Cola no puede ser humorista porque ve la vida desde otro lugar. El humor se desprende por lo general cuando uno lleva a la exageración el absurdo, cosas que tienen un fondo dramático. Nadie se ríe en la abundancia.
¿Usted se ríe?
Sí, porque a pesar de que no me tomo más el subte, sigo teniendo contacto con los pobres. Sigo llenando el vaso y relacionándome con gente que me mantiene en contacto con mi pasado. Aún visito clubes de barrio que son inaccesibles. Sigo frecuentando esos espacios, soy muy religioso con eso.
Cuando juega Colon, ¿va a la cancha?
Sí y estoy en contacto con algunos jugadores de la institución.
En su casa con su familia, ¿maneja el mismo humor?
Uno va perdiendo el humor y la forma de reírse porque uno pierde la capacidad de asombro. Hay cosas que ya no me divierten tanto. Lo cual no significa que sea un agrio, sólo que no me rió tanto. Lo que pasa es que la presión que tiene un humorista no la tiene gente de otro oficio. Para la gente en un semáforo y vos tenes que estar sonriente. He entrado a hospitales a llevar a mi hijo con fiebre y me pararon los enfermeros para preguntarme que hacia por ahí. Tenes que contestarles bien porque sino la gente se enoja. Al jugador de fútbol le piden que haga juegos con la pelota. El cómico le piden que no este de mal humor. Antes me molestaba mucho eso, pero ahora ya entendí que tiene que ser así y salgo a la calle para trabajar. Sé que tengo que prolongar mi escenario.
¿Qué recuerdos tiene del programa Agrandadytos?
Ese programa fue uno de los iconos de una televisión que hoy ya no se hace. Los padres pensaban que sus hijos eran los mejores de todos. Antes, el nene venía participaba y después volvía al colegio. Hoy se ha degenerado mucho, los padres llevan a sus hijos a los castings para salvarse y vivir de los hijos. Me parece mal que pase eso. No me interesa laburar con chicos explotados. Ellos se sienten con la responsabilidad de no fallar y de decir algo coherente. Imaginate, una televisión que es tan difícil para nosotros y tan voraz, para un nene debe ser aún más difícil.
¿Por qué decidió incursionar en la radio?
Era una materia pendiente que tenia.
¿Qué es lo que más disfruta de conducir?
Pensar que del otro lado hay gente que la pasa bien, que le cambias la mañana y la haces pensar. Ayer dije al aire “buenos días para vos que le estas cambiando las piedras al gato y no podes creer el olor que tienen.” Al rato me escribió una oyente que justo estaba haciendo eso en ese momento. Vos decís que mágico. Cuando te tocan esas cosas pensas que vale la pena estar en el lugar donde estas.
En una entrevista afirmaste “voy a tratar de ser yo y que los oyentes pasen una buena mañana” ¿cómo describís ese yo?
La gente te conoció de algún lugar y vos tenes que ser coherente con eso. Hay mucha gente que borró su pasado. No es negocio tratar de comprar otro personaje. Yo tengo una frase de cabecera: lo peor de todo es tratar de disimular un pedo. Van dos hombres viajando en colectivo, el que está al lado le dice al que quiere ocultar una flatulencia no te molestes que ese ruido no es ni parecido. Lo más fácil y el mejor negocio del mundo es ser como es y estar tranquilo confiando en que te ha ido bien así.
Cuando entré en radio Mitre yo sabía que no era ni Nestor Ibarra, ni Magdalena Ruiz Guinazu. Yo soy otra cosa y tengo una clientela grande que me ha hecho muy popular. A ellos no los voy a defraudar, ni a mi mismo. Por todos esos elementos uno tiene que seguir siendo como es.
¿Cuáles son tus planes para el año que viene?
Yo me aburro mucho, ese es mi peor enemigo. Me gustaría poner un restaurante, donde la gente coma y la pase bien. Me gusta comer afuera, no hay nada más lindo que sentarse en una mesa y comer después de hacer teatro. Disfruto de la mesa, el pan, la excusa para charlar, tomar un trago y fumar. En algunos lugares he comido tan para la mierda. Es como decía un amigo mío, he andado por burdeles y c...... tan mal con las putas que quiero poner un cabaret como para hacerlo bien.
Por Nicole Grouman y Manuela Carcelen
Sin duda, cuando vivía en Santa Fe el sentimiento de barrio y familia estaba más presente. Uno se despega de todas esas cosas y cuesta apartarse, entonces a veces uno debe operarse de la nostalgia.
¿Fue difícil hablar de la dictadura desde el humor en su reciente película Más que un hombre?
En realidad, no me propuse hablar de la dictadura ni hacer humor. Lo único que traté de hacer es contar una historia muy cercana que paso en los años 70 y que yo sume a otras historias. No me planteé hablar de la dictadura, sino de una historia que viví que casualmente fueron durante esos años. No fue ex profeso.
¿Qué te significó asumir el rol de director de la película?
Más que nada fue lindo narrar en imagen algo que había escrito.
¿Logro conseguir esa imagen?
Sí, en un gran porcentaje lo logré. En realidad la fantasía es mucho más que los hechos, igual quedé conforme.
La película originalmente se iba a llamar Putos eran lo de antes, ¿por qué ese nombre?
Escribí un cuento Putos eran los de antes, era un título muy sugestivo que tiene que ver con que los homosexuales de antes eran verdaderos adelantados para su época. Sobre todo en cuanto a los derechos humanos en la época de plomo.
¿Cuándo comenzó su carrera pensó que iba a tener tanto éxito?
No, yo siempre fui un artista, traté de hacer las cosas y me surgieron. Siempre me propuse contar lo que quiero, con premio y sin premios. Trato de expresarme.
¿Qué repercusión tuve ese éxito en su vida?
Me parece que lo más importante es poder vivir de lo que me gusta y hacer lo que quiero. Después si hay otras cosas que vienen con el éxito, pero no le dio mucho valor a tener un auto lindo ni una casa más linda. Lo más piola es que no le falta nada a mi familia.
“El que más ha sufrido mucho es el que puede hacer reír”, ¿por qué afirma esto?
Los humoristas en general y los transgresores provienen de orígenes humildes. La hija del dueño de Coca Cola no puede ser humorista porque ve la vida desde otro lugar. El humor se desprende por lo general cuando uno lleva a la exageración el absurdo, cosas que tienen un fondo dramático. Nadie se ríe en la abundancia.
¿Usted se ríe?
Sí, porque a pesar de que no me tomo más el subte, sigo teniendo contacto con los pobres. Sigo llenando el vaso y relacionándome con gente que me mantiene en contacto con mi pasado. Aún visito clubes de barrio que son inaccesibles. Sigo frecuentando esos espacios, soy muy religioso con eso.
Cuando juega Colon, ¿va a la cancha?
Sí y estoy en contacto con algunos jugadores de la institución.
En su casa con su familia, ¿maneja el mismo humor?
Uno va perdiendo el humor y la forma de reírse porque uno pierde la capacidad de asombro. Hay cosas que ya no me divierten tanto. Lo cual no significa que sea un agrio, sólo que no me rió tanto. Lo que pasa es que la presión que tiene un humorista no la tiene gente de otro oficio. Para la gente en un semáforo y vos tenes que estar sonriente. He entrado a hospitales a llevar a mi hijo con fiebre y me pararon los enfermeros para preguntarme que hacia por ahí. Tenes que contestarles bien porque sino la gente se enoja. Al jugador de fútbol le piden que haga juegos con la pelota. El cómico le piden que no este de mal humor. Antes me molestaba mucho eso, pero ahora ya entendí que tiene que ser así y salgo a la calle para trabajar. Sé que tengo que prolongar mi escenario.
¿Qué recuerdos tiene del programa Agrandadytos?
Ese programa fue uno de los iconos de una televisión que hoy ya no se hace. Los padres pensaban que sus hijos eran los mejores de todos. Antes, el nene venía participaba y después volvía al colegio. Hoy se ha degenerado mucho, los padres llevan a sus hijos a los castings para salvarse y vivir de los hijos. Me parece mal que pase eso. No me interesa laburar con chicos explotados. Ellos se sienten con la responsabilidad de no fallar y de decir algo coherente. Imaginate, una televisión que es tan difícil para nosotros y tan voraz, para un nene debe ser aún más difícil.
¿Por qué decidió incursionar en la radio?
Era una materia pendiente que tenia.
¿Qué es lo que más disfruta de conducir?
Pensar que del otro lado hay gente que la pasa bien, que le cambias la mañana y la haces pensar. Ayer dije al aire “buenos días para vos que le estas cambiando las piedras al gato y no podes creer el olor que tienen.” Al rato me escribió una oyente que justo estaba haciendo eso en ese momento. Vos decís que mágico. Cuando te tocan esas cosas pensas que vale la pena estar en el lugar donde estas.
En una entrevista afirmaste “voy a tratar de ser yo y que los oyentes pasen una buena mañana” ¿cómo describís ese yo?
La gente te conoció de algún lugar y vos tenes que ser coherente con eso. Hay mucha gente que borró su pasado. No es negocio tratar de comprar otro personaje. Yo tengo una frase de cabecera: lo peor de todo es tratar de disimular un pedo. Van dos hombres viajando en colectivo, el que está al lado le dice al que quiere ocultar una flatulencia no te molestes que ese ruido no es ni parecido. Lo más fácil y el mejor negocio del mundo es ser como es y estar tranquilo confiando en que te ha ido bien así.
Cuando entré en radio Mitre yo sabía que no era ni Nestor Ibarra, ni Magdalena Ruiz Guinazu. Yo soy otra cosa y tengo una clientela grande que me ha hecho muy popular. A ellos no los voy a defraudar, ni a mi mismo. Por todos esos elementos uno tiene que seguir siendo como es.
¿Cuáles son tus planes para el año que viene?
Yo me aburro mucho, ese es mi peor enemigo. Me gustaría poner un restaurante, donde la gente coma y la pase bien. Me gusta comer afuera, no hay nada más lindo que sentarse en una mesa y comer después de hacer teatro. Disfruto de la mesa, el pan, la excusa para charlar, tomar un trago y fumar. En algunos lugares he comido tan para la mierda. Es como decía un amigo mío, he andado por burdeles y c...... tan mal con las putas que quiero poner un cabaret como para hacerlo bien.
Por Nicole Grouman y Manuela Carcelen
Comments
Daniela